Este domingo oficialmente tendrá 25 horas, nos dan la hora que nos quitaron en marzo, casi todo el mundo entrará y saldrá del trabajo por la noche, con la crisis del petróleo hay que ahorrar energía (aquí está el link del real decreto).
Parece paradójico que por consenso social se viaje en el tiempo. Valga esto como ejemplo, es del libro "el tiempo en la historia" de G.J. Whitrow:
"La mayoría de nosotros sentimos de modo intuitivo que el tiempo transcurre inexorablemente, sin que le afecte nada en absoluto, de manera que, si de repente cesara toda actividad, el tiempo continuaría sin interrupción. Para mucha gente la forma en que medimos el tiempo por medio del reloj y el calendario es absoluta, y algunos incluso han llegado a creer que su alteración provocaría una catástrofe. Cuando en 1916 se introdujo en Inglaterra por primera vez el horario de verano, al adelantar el reloj una hora, fueron muchos los que objetaron que interfería en lo que la popular novelista Marie Corelli denominó "el tiempo de Dios". De modo similar, en 1752, cuando el gobierno británico decidió modificar el calendario para ponerse de acuerdo con el que ya habían adoptado con anterioridad la mayoría de los países de Europa occidental, y se decretó que al día 2 de septiembre seguiría el 14 de septiembre, mucha gente pensó que con ello estaban acortando sus vidas. Algunos trabajadores creyeron realmente que iban a perder la paga de once días. Así que exigieron: "¡Devolvednos los once días!" (de hecho, la ley del Parlamento tuvo que ser cuidadosamente redactada para prevenir cualquier injusticia en el pago de alquileres, intereses, etc.). La revuelta fue peor en Bristol, la segunda ciudad más grande de Inglaterra en aquellos días, donde murieron varias personas."
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