Una muerte paradójica.
Radiohead ha dado el paso. Uno de los grupos más importantes, influyentes y que más venden en el mundo de la música ha optado por la distribución propia. Su último y excelente disco In Rainbows ha nacido al mercado en su propia página. El precio, más que interesante: se puede descargar por la voluntad, es decir, el comprador-quien quiera que se interese por este último trabajo de Radiohead- paga lo que puede y quiere.
Este paso, que se veía venir desde hace tiempo, es muy lógico para los intereses de la banda; se ahorran los intermediarios, se promocionan para sus conciertos (es en los conciertos donde los músicos ganan el dinero) y cobran el precio que los oyentes consideren justo.
La situación de la industria podría describirse así: varias multinacionales han asolado el mercado destruyendo toda variedad y novedad, explotan a los artistas, sobre todo a los nóveles que apenas tienen oportunidad de darse a conocer sin firmar contratos abusivos. Encarecen los precios de una forma insultante y a sus clientes, además de timarlos, les llaman ladrones por compartir música grabada. Porque no hay que olvidar que los que compramos discos también intercambiamos archivos en las redes p2p. Las sociedades gestoras de derechos de autor tratan infructuosamente de criminalizar algo que es legal en perjuicio de quienes les damos de comer.
Muy mal.
Los políticos y los artistas dejaron que el mundo de la música, como el resto del mundo de la cultura en general cayera en manos de unos pocos. El capitalismo entró a saco en la cultura convirtiendo su difusión en una industria propagandística cuya producción tenía un potencial de beneficio infinito pues no necesitaba más materia prima que la idea de un autor y mucho márketing. Era el nuevo capitalismo de los derechos de autor, del entretenimiento.
Internet y el resto de tecnología, instrumentos para la implementación de ese nuevo capitalismo, se han convertido en la herramienta de difusión de ideas y bienes culturales democrática y descomunal. A menor riesgo asumido por la industria y mayor encarecimiento de sus productos culturales, mayor es la cantidad y competitividad de las obras gratuitas disponibles al público. A mayor homogenización del mercado de la música, más tienen que recurrir los autores a colgar su música en internet para darse a conocer.
Ahora, uno de los grupos que más venden e influyen, sacan su disco por la voluntad y ganan mucha mucha pasta. Otros les seguirán. Sencillamente, si no están atados al contrato de una multinacional y pueden hacerlo, es una idea más rentable y ética.
Una resurrección paradójica.
Pero Radiohead no se han quedado aquí, anuncian que en diciembre sacarán el disco en las tiendas de forma convencional (eso sí, con un sello independiente). Y, he ahí la paradoja, auguro que el disco convencional se venderá tanto como si no se hubiera vendido ya en Internet. ¿Paradójico?. No. Si de verdad esos dementes que amenazan a sus potenciales clientes con condenas ejemplares se pararan a pensar en cómo funcionamos los frikis que llenamos las estanterías de discos y libros, podrían salvar su mercado.
Así es como creo que funciona esto, por lo menos en mi caso: primero un lector se entera que existe un grupo que se llama Radiohead y que ha hecho un disco que puedes comprar gratis. Por ejemplo, se entera leyendo un artículo en un blog minoritario con aires conspiranóicos. El autor del artículo ha colgado, para ilustrar la noticia, un "vídeo" chapucero del Youtube donde no se ve más que unos extraños dibujos pero en el que se oye una preciosa canción.
Luego, atraído por la curiosidad inherente de quien busca el disfrute, esa persona decide oír el disco, ya sea bajándoselo de una red de intercambio o pagando la voluntad en la página de Radiohead, a la que puede acceder por este enlace.
Genial, el disco le encanta, y es más, se baja la discografía completa, lo que tocaron en Pekín y un millón de gigas de música más. (Esto no se puede interpretar como pérdidas en ventas. Como si ese visitante fuera a la tienda y dijera: "deme toda la discografía de ese grupo que aún no conozco" y le cobraran 10000 euros por un saco de discos. No funciona así a no ser que seas un millonario excéntrico.)
Este nuevo aficionado a Radiohead, si tiene tiempo y dinero, tenderá a hacer una de estas dos cosas o ambas:
-Acudir a un concierto cuando su gira les traiga cerca.
-Comprar sus discos, si es posible cuando estén de oferta, para escucharlos con una buena calidad, tener la caja original...
A pesar de la controversia y el bombo, veo muy posible que la sangre no llegue al río, simplemente:
-El sistema judicial no puede penar una práctica común y ética de una gran parte de la población que intercambia música sin ánimo de lucro. Los juzgados están para otro tipo de farsas. Además, intercambiar archivos nunca ha dejado de ser legal. Como nos cabreemos y nos organicemos, y los tropecientosmillones que intercambiamos música por Internet nos sintamos amenazados, vamos a pasar a tomar medidas legales de una vez y los juzgados van a echar humo. Yo, personalmente, me siento agraviado y mi honor dolido en lo más hondo cuando compro una peli por un precio descomunal y me tengo que tragar, quiera o no, un anuncio donde me llaman ladrón por bajarme archivos (me siento como un idiota por no habérmela bajado de Internet sin el dichoso anuncio y haberme ahorrado la pasta que habrá ido a pagar a los que han promovido que me insulten).
-Las sociedades de autores tratarán de arañar todo el dinero que puedan en comisiones e impuestos. Es de lo que se trata.
Y en mi humilde opinión, si la industria discográfica quiere salir de ésta y además ganando, debe evolucionar:
-Promoviendo la venta de música por Internet, colaborando y sirviendo a los fans en lugar de insultarles y criminalizarles.
-Bajar el exageradamente abusivo precio de los discos.
-Apostar por una calidad que ni el mp3 ni nuestros grabadores pueden dar. Promoviendo la música la alta fidelidad, el diseño y las grabaciones de calidad.
A parte de todo esto, y no menos importante, recomiendo este precioso disco. Es de los mejores de Radiohead. Yo me lo compraré, pese a su presumible precio, en cuando esté en las tiendas. Que disfrutéis oyéndolo.
miércoles, 31 de octubre de 2007
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