Fue en la escuela de niñas de la misión de Kashasha en África oriental cerca del lago Victoria en enero de 1962 y está bastante bien documentado.
Parece que todo empezó cuando tres alumnas sufrieron un inexplicable e incontrolable ataque de risa. En pocas horas medio colegio reía compulsivamente, sin motivo aparente.
Cuarenta y cinco días después cerraron la escuela y enviaron a las niñas a sus aldeas donde no tardaron en contagiar la risa a otros niños y adolescentes. Los afectados, empezaban a reír y gritar a veces durante horas, no habían síntomas físicos como temblores o mareos. Aunque era evidente que había un contagio, los médicos no encontraron ningún agente infeccioso o tóxico. Otros colegios tuvieron que cerrar.
Dos años después, las risas desaparecieron tan misteriosamente como habían surgido.
martes, 23 de noviembre de 2004
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